Una experiencia que nos ha encantado vivir y sobre todo en una época del año en la que todo es magia y fantasía. Por ello, Villa Berenice se convirtió en la típica casa de ensueño en la que las navidades se celebran con alegría y entusiasmo. Cada rincón de la casa se vistió con sus mejores galas, y cada detalle marcó la diferencia. Los estilismos eran peculiares y espectaculares a partes iguales, arriesgados y originales y, en definitiva, esos looks que todos querríamos lucir, por lo menos, una navidad. Tampoco faltaron combinaciones extremas e inesperadas a veces (como el look de Lales, nuestro favorito), vestidos que eran joyas y conjuntos que hacían magia. 

Una historia navideña con escenarios que, realmente, parecían sacados de una película: una estética otoñal y navideña, atmósferas abiertas y relajadas, escenarios minimalistas pero muy especiales, otros totalmente con esencia festiva, una cena espectacular… y todos ellos cobraban vida en los rincones de Villa Berenice, que se decoró antes de lo esperado, y de qué manera, para representar una historia en la que lo atípico y las rarezas son protagonistas.